Ganadería en Argentina: La sequía cambió los pronósticos de 2018 – Conecar. Nutrición Animal

Ganadería en Argentina: La sequía cambió los pronósticos de 2018

El productor debe recalcular como afrontar un año con altos costos de producción y bajos rindes

El campo sufre las consecuencias directas de la sequía, y tiene que recalcular cómo afrontar un año difícil, con altos costos de producción y bajos rindes. Pero al mismo tiempo, la economía en su conjunto deberá repensar el nuevo escenario agropecuario.

Desde el gobierno nacional -que percibirá menos dólares en concepto de retenciones e impuestos vinculados- hasta provincias y municipios, tendrán una menor recaudación. Sumado a esto, sin duda todas las actividades vinculadas a la actividad agropecuaria verán resentidas sus ecuaciones. El campo derrama a todos los sectores, el campo es por naturaleza el motor de desarrollo federal. En consecuencia, el impacto de la sequía se sentirá en todo el país.

En lo agrario, el importante aumento en el valor de los granos, va a paliar la economía de muchos productores que logren rindes por arriba de la media. Los que estén por debajo de la misma, tendrán problemas debido a que la próxima campaña los encontrará con arrastre de deuda cara, sumado a la nueva implantación igualmente cara. En este contexto, la complicación aumenta aún más para quienes alquilan.

El campo derrama a todos los sectores. El campo es por naturaleza el motor de desarrollo federal.

Todas las actividades pecuarias (vacas, cerdos, pollos), con obvia dependencia del maíz/soja, percibirán un aumento importante en sus insumos que en gran parte se trasladará a los precios de la carne, la leche, etc. Lo mismo ocurrirá con la industria, en especial la molinera, que indefectiblemente traslada a precio de producto. Gran dolor de cabeza para el gobierno nacional que se esfuerza por bajar los índices de inflación. Inundaciones en 2017, sequía en 2018… sin dudas el clima no ayuda al presidente.

La ganadería tendrá un escenario diferente al 2017, donde la invernada estaba sobrevaluada y el gordo no acompañaba, manteniendo precios estables con inflación de 25%, mientras también los cereales y subproductos permanecían con precios en alza. En menos de tres meses, todo cambió. La invernada, en plena zafra, se encuentra sobreofertada por la seca; hay un adelanto y concentración de las ventas; la demanda se halla retraída debido a valores de los cereales altos y con perspectivas de firmeza. Todo esto obviamente obligó a equilibrar los costos de reposición. El gordo solo obtuvo aumentos muy moderados y selectivos.

Como resultado se observa una baja considerable del precio de invernada, único fusible para evitar el nuevo quebranto de los corrales.

Barajar y dar de nuevo es la consigna. En otras oportunidades advertimos sobre la importancia de “estar preparados”, de “ser eficientes”. La sequía nos corrió la cancha. Hay un marco diferente, inequitativo sin duda, ya que no todos están en la misma situación. Pero la única verdad es la realidad, y a la realidad hay que afrontarla. En muchas zonas pasó el fuego, pasaron las inundaciones. Así también pasará la seca, después de haber dejado su huella en las estadísticas de records históricos.

La única verdad es la realidad, y a la realidad hay que afrontarla.

Es necesario repensar, este es el momento. Replantear cada actividad, en especial las agropecuarias, en cuanto a volúmenes, distancias, costos ocultos, valor de alquileres, costos de implantación, gastos financieros, medir eficiencias, saber dónde estamos parados. Cada crisis, nos muestra una oportunidad.

La economía mundial va a hacia una concentración de actividades dependientes de capital y escala. Argentina no será la excepción. En 2015 entramos en la rueda de una globalización que tiene reglas que exceden a las domésticas. La sequía va a pasar, vendrán nuevas, habrá inundaciones y derrumbes en las economías globales.

Mientras el productor, tranqueras adentro, debe “estar preparado”; tranqueras afuera, con absoluta autoridad, debe exigir a las autoridades nacionales, provinciales y locales, apoyo financiero e impositivo. El campo siempre devuelve, el campo siempre está. Esta vez, el campo nos necesita.

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