Críticas a la decisión oficial de bajar el peso de faena
El viejo temor ganadero y las costumbres del corto plazo, impulsan al gobierno para que retrotraiga el aumento en el peso de faena y vuelva a traer la tranquilidad con las terneras.
La decisión, impulsada por muchos sectores y gran parte de las asociaciones y dirigencia agropecuaria, muestra que en un año político se buscan atenuar tantos reclamos sectoriales. Solo algunos pocos creen que la medida es equivocada ya que frena un escenario o visión más profunda que se venía diagramando hacia los próximos 20 años.
“Es una pequeñez pensar en limitar el peso de faena, frente a un mundo que demanda animales de 400 a 450 kilos”, resaltó el empresario y CEO de Conecar, Roberto Guercetti anticipando que pasaremos de 300 a 260 kilos nuevamente.
El analista, reconoció que el segmento ganadero sigue estando lleno de individualismo y se olvidan los temas de trascendencia como los aspectos sanitarios, protocolos de exportación, el aumento del peso de destete y el agregado de valor a toda la cadena.
“Argentina mantiene las costumbres de la políticas de corto plazo, así como también, a productores preparados para pensar solo en lo inmediato. Es decir, muchos aún estiman que el esfuerzo de terminar un novillo, se puede complicar si las variables políticas impulsan el cierre de las exportaciones. Nadie está convencido que las reformas ganaderas se pueden prolongar a largo plazo”, subrayó Guercetti preocupado por los condicionamientos.
Por ahora, muchos hablan de mayores costos, ya que para un frigorífico es más caro faenar animales livianos y con menos kilos, También observan la picardía de muchos productores, que no interpretan las pérdidas que generan la faena de animales livianos.
“Los números son claros. Estamos frente a un valor de la hacienda superior a los 60 pesos por kilo vivo, frente a 25 pesos que sale hacer un kilo de carne a pasto. Acá ganan todos, empezando por el gobierno a través de los mayores tributos, mayores exportaciones e ingresos de divisas y como consecuencia, un mejor y menor valor de la carne en el mercado o consumo interno que debería ser aplicado”.
Guercetti, estima que más allá del problema financiero que afecta a la mayoría de los segmentos productivos del país, la idea inicial de producir más kilo de carne por animal está por encima de cualquier otro fundamento que se quiera instaurar.
Asimismo, expresó que la cadena de la carne necesita avanzar por un camino más previsible y confiable sin frenarse en discusiones de esta índole, ya que los nuevos compromisos comienzan a superarla.
Lo cierto es que muchos consideran que el primer obstáculo ya ha sido saltado, al ingresar en los mercados internacionales y una línea de países sin mayores requerimientos.
Por otro lado, estiman que se levantó la vara del consumo interno que solo tenía como principal exigencia el precio. Ahora se viene una etapa con países llenos de protocolos de inocuidad, trazabilidad y temas sanitarios entre los que se destacan Estados Unidos, Canadá, México y Japón.
Lo difícil está por verse, y si Argentina no ingresa a un circuito ganadero de precisión, tecnología, inteligencia artificial y mayor genética, es camino podría tornarse un poco duro.
La traba está en el manejo nutricional y el desempeño de muchos establecimientos.
Falta la discusión de temas relevantes. Anticipan una ganadería que se prepara para un mejor uso de los medicamentos, mayores investigaciones en salud y disminución en el uso de antibióticos, bienestar animal y mediciones continuas para alcanzar niveles extraordinarios en las carnes, sumados al cuidado del medio ambiente.